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25 Pero como aquellos hombres no le hicieron caso al anciano, el levita tomó a su mujer y la sacó, y ellos la violaron durante toda la noche y hasta la mañana. Al rayar el alba, la dejaron en paz. 26 Antes de amanecer, la mujer llegó hasta la puerta de la casa del anciano, donde estaba su marido, y allí cayó muerta, hasta que amaneció.

27 Por la mañana, el levita se levantó y abrió las puertas, dispuesto a seguir su camino. Fue entonces cuando vio que su concubina estaba tendida a la entrada de la casa, con las manos sobre el umbral de la puerta.

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